domingo, 29 de septiembre de 2013

Encrucijada

El verano se diluye como los rayos del sol otoñal,  ya sólo es un dorado recuerdo resbalando hasta el fondo de mi memoria. Cicatrices que se suman a las que la vida irremediablemente ha ido dejando en mi piel y que construyen el sinuoso camino de mi existencia. 
Sigo aquí y sigo respirando, en el umbral del otoño,  mi presente,  en una encrucijada, un punto de conciencia donde todo, por primera vez, parece más real y más ajeno al mismo tiempo.
Edificando el futuro a base de retazos, reencontrandome a mi misma en cada palabra, en cada silencio,  en cada recodo del camino,  en cada trago amargo, en cada regalo dulce que nos ofrece la vida.
Buscando, sin saber qué encontrar. Encontrando aquello que ni siquiera busqué.
Forzándome a soñar porque sin sueños el mundo se destiñe y la soledad duele.  Porque sin sueños las cicatrices se abren y escuece la memoria.
En el umbral del otoño el sol ya se puso. Pero el planeta, como todo, sigue girando y, mañana,  sí,  mañana.... y, es la única certeza que tengo, volverá a acariciar mi pelo.